Aura, el fular de Ergobaby que me convirtió en canguro

Parece el título de un cuento y casi lo es. Voy a contarte el cuento de cuando descubrí que el porteo con fular era la mejor opción para mí y para mi bebé.

Si estás a punto de ser mamá o acabas de serlo, vas a entender muy bien lo que sentí cuando nació Eva, mi hija.

Después de horas empujando y respirando, aguantando y volviendo a empujar, a los pocos minutos (tal vez dos) de escuchar su llanto y que los médicos la pusieran en mis brazos, sentí la necesidad de volver a meterla dentro de mi cuerpo, ¡con lo que me había costado sacarla de ahí!

Fue puro instinto, una necesidad animal de protegerla y mantenerla en un lugar cálido y seguro: mi cuerpo.

Menos mal que aquella descabellada idea era imposible y que tenerla pegada a mí calmaba el torbellino hormonal.

Pero, incluso así, sentía que debía ser una mamá canguro con bolsa marsupial.

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De la barriga al portabebés: hay que seguir creciendo.

Lo que yo sentí es mucho más común de lo que parece.

Según los expertos, cuando nace un bebé comienza un periodo de gestación extrauterina o “fase de brazos”, en la que el recién nacido continúa su desarrollo fisiológico hasta alcanzar a los 18 o 24 meses, la autonomía con la que nacen los cachorros de otros mamíferos.

Menos mal, no estaba loca perdida. Pero como seguía sin tener bolsa, ya en casa y con Eva en brazos la mayor parte del día, empecé a investigar cuál era la mejor forma de abordar la nueva etapa.

Lo que aprendí antes de comprar mi fular Aura.

 

Los beneficios de utilizar el fular para el desarrollo físico del bebé:

Hablo de su desarrollo motor, el fortalecimiento de su cuerpecito: desde mantener la cabeza erguida a los 3 o 4 meses, hasta poder sentarse y después gatear, o llegar a dar los primeros pasos.

Pero el punto de partida (y lo que más me convenció a mí) tiene que ver con la postura. Después de nueve meses recogida en el útero, la postura más natural y beneficiosa para ella era la que permitía mantener la curvatura de la espalda y las extremidades flexionadas.

Lo llaman la postura de la ranita.

Postura de ranita fular ergobaby

Tiene lógica, permite al bebé seguir acurrucado y lo más cerca posible de su adulto de referencia: su madre. Y también su padre, no me olvido, pero de eso y de lo importante que es, os hablaré luego.

 

Desarrollo emocional y el apego sano

Y así, pegadita a mi cuerpo, Eva y yo seguiríamos sincronizadas.

Mi ritmo cardíaco y mi respiración iban a ser, durante los primeros meses, el hilo musical del mundo que estaba comenzando a descubrir.

Esto ayuda a los recién nacidos a sentirse seguros y protegidos y a desarrollar, desde la fase más temprana, un apego seguro que les acompañará el resto de su vida.

Así se explica la importancia y popularidad que han alcanzado los portabebés y fulares de porteo en las últimas décadas. Permiten ese contacto tan necesario para que la separación del cuerpo de la madre sea mucho más gradual.

 

Fular ergonómico vs. Portabebés: una opinión desde la experiencia.

Pero no todos los portabebés ofrecen la ergonomía necesaria para respetar la postura más adecuada ni para que el contacto entre tu cuerpo y el de tu hijo le transmita la seguridad que necesita.

Antes de comprar el fular Aura Ergobaby, comparé las distintas opciones que ofrece el mercado y elegí bien… a la segunda.

Debí leer más opiniones acerca de las características, ventajas y desventajas de unas y otras, pero me dejé llevar por las prisas.

Primero opté por una mochila portabebés que no era ergonómica y, en mi opinión, no fue una buena opción.

Para empezar, la postura de Eva en aquella mochila no tenía nada que ver con estar acurrucada sino más bien sentada de una forma en la no se tiene en cuenta la postura natural y fase de desarrollo de la musculatura de un bebé recién nacido.

Además, aunque puedes ajustar hasta cierto punto las tiras y hacer el habitáculo algo más pequeño, su cuerpo no quedaba apretadito contra el mío, así que tampoco me parecía que fuera a aportarle esa seguridad que yo andaba buscando.

Papá porteador: un embarazo de tela.

Esta fue otra de las desventajas que encontramos al elegir una mochila portabebés básica en lugar de una con un diseño ergonómico o un fular:  era mucho menos adaptable también al cuerpo del adulto porteador.

Sí, podíamos estirar los tirantes hasta la talla del papá (mucho más grande que yo) y, dejando al margen que era una lata al turnarnos para llevar a Eva, el resultado tampoco era el esperado: lo que el papá de Eva buscaba era una especie de barriguita de tela que rodeara el cuerpo de su hija y lo estrechara contra el suyo.

¡Exacto!, lo más parecido a un embarazo.

Los dos estábamos seguros (y después hemos comprobado) que esta forma de llevarla sirve para fortalecer el vínculo padre-hija gracias al contacto.

Y aunque es cierto que hay una gran oferta en el mercado de mochilas que garantizan la higiene postural del bebé y del adulto, nosotros queríamos ir un paso más allá, al menos durante los primeros meses.

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Una mamá Aura: las ventajas de comprar un fular ergonómico.

¡Vale! Ya tenía claro que tener a mi hija pegada a mi cuerpo la mayor parte del tiempo era bueno para las dos. Para los tres.

Así que a la segunda, no tuve dudas: lo que andaba buscando desde el principio era un fular de porteo ergonómico que se adaptara al cuerpo y las necesidades de toda mi familia.

Quería ser una mamá Aura. Y su papá, también.

P.D.: Eva tiene ya 9 meses y ahora que necesita descubrir el mundo hemos comprado una mochila… esta vez, ergonómica.

Ya controla su cuerpo y quiere satisfacer su curiosidad por todo lo que le rodea, así que prefiere  ir cómodamente sentada con su espalda apoyada en mí o en su padre y contemplando lo que sucede a su alrededor.

Ha comenzado una etapa nueva y nosotros (y nuestra forma de portear a nuestra hija) nos hemos adaptado.

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